Una tarde de fria con escarcha, Elena caminaba lentamente, paso a paso para no resbalar con el hielo que cubría la hierba, llevaba tan solo un mes y medio caminando, y era la primera experiencia que tenía con un suelo mojado y frio.
Iba con un oso practicamente destrozado, ya que le faltaban los ojos y tenía botones negros en su lugar, la tripa y los brazos estaban llenos de parches y por la pata izquierda colgaba un trozo de algodon de su interior; pero aún así era su pequeño osito de peluche.
Un lazo rojo recogia su larga melena, seguía caminando sin pausa, mientras caminaba se dio cuenta que estaba pisando algo que se movía, ¿que era?....
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