El salir de casa puede ser un sufrimiento, y no por ello me arrepiento, pues empieza la aventura, que aunque Dios solo ayuda al que madruga, no esta de más que de vez en cuando, tire la toalla y se muestre con cuidado su labor del ser humano.
Providencia e inclemencia son hermanas de la paciencia, es por esto que al andar, si discurre con esa prisa, que mata al que no madruga y entorpece al estresado, tenga cuidado entonces no meta su pie en un agujero, que con la nieve disimula, y al final el que la paga es el que trabaja en la mutua.
Al contrario de otros días los graciosos se duplican como ande despistado, recibirá de antemano un estupendo proyecto de color blanco y helado. y si tienen mala argucia tenga cuidado caballero que las bolas que aquel tira, tienen un regalo dentro.
Y si al llegar al trabajo te sientes tan deprimido, no era mejor que se hubiese quedado en su casa dormido....
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