Estábamos esperando durante muchos días que llegaran los resultados, nos acercábamos a la ventana y mirábamos como dormía placidamente, recuerdo esos días como la peor tortura que puede sufrir el ser humano, la espera, el sonido del ritmo cardiaco monitorizado, y el gorgojeo del respirador... y mirábamos a través de aquel cristal, con la imperiosa necesidad de que levantase un párpado, contando las horas que llevaba dormida, como un angel...
Aquella vez, me dejaron entrar, con lágrimas en los ojos, lo que fue un simple catarro, no lo era... lo que era una caída tonta, acabó con sorpresa...
y de repente... el pulso se aceleró.... escuchó mi voz... entrecortada, y solo era capaz de decir ¿dónde estas?... quiero que vuelvas... quiero que me sigas contando tus hazañas.... por favor... salí llorando como si no hubiera respuesta.... solo aquella subida de tensión.... y todo acabó ahí.
La esperanza estaba agotándose como una botella goteando.... pero 4 días más tarde.... su mirada se quedó fijamente mirándome a través de aquel cristal velado, su mirada inerte y vacía, me devolvió la poca esperanza de recuperarla, de poder, volver a estrecharla la mano... de sonreírla.... y porque no... de discutir sus cabezonerias... esas cabezonerias que tenemos la familia... y de las que tan orgulloso me siento...
Y salió... encontró el camino correcto, no se ancló en un banco dejando pasar sus recuerdos.... salió....
Recuerdo pasar tardes con ella, que duras fueron aquellas tardes en las que casi ni hablaba... tenía miedo de que fuera como muchos de mis pacientes, pero poco a poco.....fue creciendo....
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