Ellos cambiaban de forma de pensar, con solo una mirada, sentían tras sus espaldas lo que otros pensaban de ellos, pero aún así disimulaban perfectamente lo que eran.
Durante años se habían sentido los bichos raros del colegio, nadie se arrimaba a ellos por temor a que se les contagiara su locura, nadie les pedía un favor, nadie quería jugar con ellos en el recreo, ni siquiera decían "salud", cuando estornudaban, quizás en algún momento del pasado se sintieron importantes pero en la actualidad pasaban desapercibidos.
Siempre iban vestidos de la misma manera, algunos los comparaban con los hermanos gemelos de el célebre cuento de Alicia en el país de las maravillas. Se reían sin ton ni son, se enfadaban por cosas tan simples como un ruido exagerado, incluso a veces intentaban agredirse cuando algo no les gustaba.
Aunque también eran los primeros en la clase, con solo oír una vez una canción en la radio eran capaces de reproducirla en el piano, hacían unos dibujos llenos de detalles y con una perfección increíble. Leían libros que intelectualmente no estaban al alcance de sus compañeros. Y eran tremendamente organizados, que para un muchacho de su edad es imposible llevar a cabo las tareas de la forma que ellos las llevaban a cabo, la mayoría tenía otras cosas en que pensar que en hacer tareas, leer o pintar.
Pero claro esto no era ningún merito para sus compañeros, lo único que les hacía gracia era su comportamiento tan irracional, sus locuras, sus irritantes conversaciones, y por tanto se convertian el el eje principal de sus bromas y disputas.
Resumiendo, acababan todos los días con algún chinchón en la cabeza, sangrando de la nariz, y durante la tarde no hablaban practicamente con nadie, ya que se enfadaban de tal modo, que sus silencios eran cortantes.
Durante muchos años siguieron aguantando las burlas de sus compañeros, los desplantes que estos les hacían, hasta que una tarde....(continuará)
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