Cerrábamos la noche cantando canciones, inventando leyendas y creando castillos de arena sobre nosotros, disfrutábamos de nuestros proyectos personales, y descubrimos un rincón único en el que jugueteábamos con nuestro entorno, creábamos, y gritábamos al cielo nuestra necesidad de ser libres, de ser grandes, de no necesitar a nadie y creernos los reyes sin autoridad.
Desafiábamos cada segundo con una carcajada, y nuestra maldad suprema se convertía en algo por lo que luchar; cosíamos ideas y nuestra batalla nunca se acababa.
Fue sin duda unos años espectaculares, pero aún recuerdo como sin querer nuestras manso se soltaban para crear palabras, como sentíamos que miles de miradas pasajeras centraban su atención en algo tan simple como era comunicarse.
Siempre que toquemos la campana al segundo volaremos para reunirmos, y tener una charla como las de antes. La vida hecha palabras, la vida hecha momentos.
Nos reuníamos entre libros a buscar nuevas esencias, nuevos colores y movimientos. cada instante inapreciable era como una hoja en blanco donde escribir.
Nacimos con la esencia que el aire nos proporcionaba, crecimos como seres terrenales y maduramos aún sin pensar que los años pasan y que en la retina quedan todos esos recuerdos.
Y nunca moriremos sin secretos.
Fdo. Idigoras Onthebridge
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