Y me quedé triste... me sentí vacío, desnudo y congelado; me arrojé de mi peldaño y caí medio dormido; como en un sueño, protegido...
Ahora mirando el pasado, rememorando mi presencia, momentos de adolescencia; mientras pasaban los días, en los que el verano apretaba, y que tarde se crecía, y me quedé triste...
me sentaba en la escalera con un libro entre mis manos, mi primer libro y mi recuerdo, mi pasado ahí plasmado... y me quedé tan triste...
Y me quedé tan triste... y recibí la noticia, como un puñetazo en la memoria, me paré y me reduje en el sitio, me vendí al viento y volé..
Yo no fui un príncipe, ni tuve un trono de oro, tampoco salí corriendo de mi largo caminar, aunque triste y melancólico....seguiré estando debajo de la sombra de ese ciprés que a lo lejos nos recuerda que todos tenemos un destino....
Y me quedé tan triste un 12 de enero... que solo tenía palabras para gritar a la vida y pedirle un nuevo día de memoria colectiva, de lectura silenciosa, de vida, rosas y gloria.
D.E.P. Miguel Delibes